Emmanuel Macron, presidente de Francia, intenta liderar la opinión mundial y de Europa respecto a una solución para la crisis siria. Compareció ante la Eurocámara defendiendo el ataque de los aliados al país árabe, y dijo que fue por el honor de la comunidad internacional.
Aunque Macron dice que fue por el honor de la comunidad internacional, y pidió más esfuerzos diplomáticos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), dentro de su país, incluso los ultraderechistas lo rechazan.
El mismo debate se repitió en el Reino Unido, donde el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, arremetió contra la decisión de la premier británica, Theresa May, por no haber planteado en el Parlamento la decisión sobre el ataque.
No obstante, en su respuesta, la premier dijo que fue por el bien de los civiles en Siria y descartó que su decisión se haya tomado bajo la influencia y presión del presidente estadounidense, Donald Trump.
Frente a esto, Alemania, tomó otro rumbo. Cree que Moscú puede hacer de mediador en la crisis siria. Su canciller, Angela Merkel, habló por teléfono con el presidente ruso, Vladimir Putin, y acordaron una próxima reunión. Ambas autoridades afirmaron que hay que seguir un proceso político enfocado en los esfuerzos para poner fin al derrame de sangre en Siria.
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