La prueba se basa en una tecnología de edición de genes conocida como Crispr, y según los investigadores, los materiales para cada prueba costarían alrededor de 6 dólares, según el diario norteamericano The New York Times.
“Estamos entusiasmados de que esta pueda ser una solución para que la gente no tenga que depender de un laboratorio sofisticado y costoso”, dijo Feng Zhang, investigador del Broad Institute en Cambridge, Massachusetts, y uno de los pioneros de tecnología Crispr.
El doctor Zhang y sus colegas publicaron el martes una descripción de su dispositivo en un sitio web dedicado a su proyecto, pero su método aún no ha sido probado por otros científicos, ni sus hallazgos han sido publicados por una revista científica que los pueda someter a un escrutinio por expertos independientes.
Otros dos equipos de investigadores, uno en Buenos Aires y el otro en San Francisco, también están trabajando en el diseño de nuevas pruebas para detectar el virus, que causa la enfermedad COVID-19, utilizando la tecnología de edición de genes.
El doctor Joshua Sharfstein, profesor en la Escuela de Salud Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, calificó de importante que los científicos buscaran nuevos tipos de pruebas para el coronavirus.
“Hay un largo camino para pasar de eso a una tecnología escalable que funcione”, dijo Sharfstein.
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