El Senado estadounidense acusó al Kremlin de realizar campañas de desinformación en un intento por socavar las democracias, un alegato que este jueves ha sido calificado por Peskov como el último reclamo “infundado”.
El informe publicado por el principal demócrata en el comité de Relaciones Exteriores del Senado, Ben Cardin, detalló lo que llamó “operaciones de influencia maligna” del Kremlin, incluida la injerencia en las pasadas elecciones estadounidenses de 2016.
“Solo podemos expresar nuestra consternación con esta campaña continua y recordar nuevamente que estos temores, estas acusaciones contra nuestro país por inmiscuirse, aún no tienen fundamentos y son absolutamente infundados”, ha enfatizado Dmitri Peskov, el portavoz del presidente Vladimir Putin, en una rueda de prensa.
Asegura, además, que estas acusaciones reflejan una “paranoia” en Washington que puede perjudicar no solo las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Rusia, sino también al propio Washington, pues, “al convertirse en una obsesión, no crea condiciones confortables para un desarrollo social adecuado”, según Peskov.
Solo podemos expresar nuestra consternación con esta campaña continua y recordar nuevamente que estos temores, estas acusaciones contra nuestro país por inmiscuirse, aún no tienen fundamentos y son absolutamente infundados”, enfatiza el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
En sus 200 páginas, el informe abarca los 18 años de Putin en el poder, centrándose tanto en la política exterior como en la política nacional y alega también que antes de las elecciones estadounidenses la injerencia del Kremlin se manifestó en varios países europeos.
“Esta amenaza existió mucho antes de que el presidente (de EE.UU., Donald) Trump asumiera el cargo y, a menos que actúe ahora, continuará mucho después de su administración”, advirtió Cardin al presentar el informe.
La investigación en curso sobre la supuesta interferencia de Moscú en las elecciones estadounidenses ha hundido las relaciones bilaterales hasta un mínimo histórico desde la Guerra Fría, y Moscú niega cualquier injerencia, algo que tacha de absurdo y de un intento de distraer la atención del público estadounidense de otros asuntos internos.
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