• Un portavión ruso, clase Shtorm.
Publicada: jueves, 23 de junio de 2016 2:16
Actualizada: jueves, 23 de junio de 2016 7:35

La nueva generación de portaaviones de Rusia, clase Shtorm, cuentan con un reactor nuclear RITM-200.

Una fuente conocedora del proyecto explicó que este programa se encuentra en la fase inicial y las pruebas primarias se realizarán en el rompehielos de propulsión nuclear Árktika, el más potente del mundo.

Lo más probable es que los futuros portaaviones rusos cuenten con instalaciones de energía atómica que serán probadas en el recién botado rompehielos Árktika”, dijo el miércoles el experto y estimó que construcción desde cero de la aeronave acabará en ocho o nueve años.

Lo más probable es que los futuros portaviones rusos cuenten con instalaciones de energía atómica que serán probadas en el recién botado rompehielos Árktika”, dijo una fuente conocedora del proyecto.

El nuevo portaaviones tendrá 330 metros de largo y 40 metros de ancho y contará con un calado de 11 metros y será capaz de llegar a los 55 kilómetros por hora.

Además dispondrá de diferentes clases de estructuras elevadoras y diferentes pistas de despegue: dos en forma de trampolín y una en forma de catapulta para posibilitar el despegue de los aviones desde la nave.

Este proyecto complejo fue diseñado por el Centro Estatal de Investigaciones Krylov y la Oficina de Diseño Nevskoye, en San Petersburgo.

Rusia ha botado recientemente el rompehielos Árktika, primer buque de la serie 22220, que estuvo en construcción desde noviembre del 2013.

El Árktika de más de 170 metros de largo y 34 metros de ancho y capaz de cargar 33.500 toneladas también cuenta con dos reactores, cuyo principal generador de vapor de nueva generación RITM-200, de 175 megavatios, fue diseñado especialmente para este buque.

Anteriormente, botó el Iliá Muromets, un buque multifuncional que además de romper el hielo, asiste en el despliegue de tropas y cumple funciones de remolque de buques de guerra.

La región estratégica del Ártico, que puede convertirse en la mayor fuente de petróleo y gas del planeta, también es un punto de fricción entre Moscú y Washington.

Rusia argumenta la necesidad de proteger sus intereses en esta región donde tiene el grueso de sus reservas de hidrocarburos (explotables y potenciales), además de 20.000 kilómetros de frontera marítima.

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