Son miles refugiados y llevan en este pueblo de la frontera entre Serbia y Croacia más tiempo del que quisieran.
Croacia declaró su disposición a recibir a los inmigrantes que no podían entrar por Hungría, pero tras recibir 14.000 personas en 48 horas, ha cerrado su frontera. Algunos voluntarios croatas que reparten donativos y comida no entienden por qué.
Mientras tanto, siguen llegando a pie, usando pasos no oficiales. Un riesgo, dado que esta zona conserva minas de la guerra de los años 90. Aquí no tienen techo, solo transporte, muy escaso, hacia destinos dentro de Croacia.
El cierre de la frontera entre Croacia y Serbia alivia parcialmente el problema de Croacia. Ya no son miles los que se acumulan en este pueblo fronterizo de Tovarnik pero siguen entrando al mismo ritmo al que los autobuses se los llevan de aquí.
El destino, incierto. Mientras Croacia cierra las fronteras al poco de recibirles, Eslovenia no permite el paso y Hungría construye una valla. Alemania dice que de momento les recibirá, pero el camino hasta llegar allí parece lleno de puertas cerradas.
Raquel González, Tovarnik, Croacia.
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