En las calles de Gaza, la reciente batalla entre Irán e Israel ha sido recibida con un apoyo palpable hacia Teherán. Para muchos gazatíes, Irán no solo representa un aliado político, sino un símbolo de resistencia frente a un enemigo común. Los habitantes expresan su admiración por la capacidad iraní de traspasar las líneas rojas impuestas por Israel, y por devolver el golpe, esta vez, en el corazón mismo del territorio israelí.
Durante el ataque, Irán lanzó cientos de misiles y drones de largo alcance, en una operación sin precedentes. Las noches en Tel Aviv se convirtieron literalmente en días, iluminadas por las explosiones y estelas de los proyectiles. Este despliegue de fuerza ha sido interpretado como una demostración del poder militar iraní, que por primera vez ha logrado golpear con tal intensidad dentro del territorio ocupado por Israel.
La magnitud del ataque provocó escenas de pánico en varias ciudades israelíes. Las alarmas antiaéreas no cesaban, los refugios se llenaban, y la sensación de invulnerabilidad que durante décadas ha rodeado al Estado israelí se ha desmoronado. Irán ha sido percibido por muchos en Gaza como el primer país que logró no solo desafiar, sino también vencer a Israel dentro de sus propias fronteras. Las facciones en Gaza han saludado la operación como un momento histórico, reafirmando la unidad del eje de resistencia.
Aquí en Gaza, el eco de los misiles iraníes en Tel Aviv se ha sentido como un grito de victoria. Para muchos, Irán ha hecho lo que nadie se atrevía: atacar a Israel en su propio territorio y salir fortalecido. Desde el corazón de la resistencia palestina y desde Gaza, el mensaje es claro, esta vez no están solos.
Huda Hegazi, Gaza.
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