El representante permanente de Irán ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Mayid Tajt Ravanchi, denunció el martes que las sanciones afectan gravemente la vida de los sirios pues impiden la importación de bienes humanitarios, como alimentos y medicinas.
Durante su intervención en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) sobre ‘Protección de los civiles en los conflictos armados’, el diplomático alertó que las sanciones inhumanas y unilaterales contra Siria amenazan al pueblo con una hambruna; por tanto, instó al cese inmediato de tales acciones.
“De hecho, lo que debe hacer el Consejo de Seguridad para garantizar la protección de los civiles en los conflictos armados es obligar a los autores de tales acciones a que dejen de violar los principios del derecho internacional y responsabilizarlos por los crímenes que cometen”, apostilló.
Desde el comienzo de la crisis en Siria en 2011, los países occidentales, encabezados por EE.UU., han aplicado varias tandas de sanciones contra el Gobierno y el pueblo sirios, bajo diferentes excusas, obstaculizando el acceso del pueblo a los productos alimenticios y medicamentos, entre otros, en medio de la pandemia del nuevo coronavirus.
La “Ley César”, aprobada en diciembre de 2019 por el Congreso y el entonces presidente de EE.UU., Donald Trump, ha sido la más severa contra un pueblo, cuyo país ha quedado destruido por un conflicto de diez años todavía en curso y que aún no controla una parte importante de sus recursos y riquezas naturales.
Por otro lado, Tajt Ravanchi censuró la actitud inhumana e ilegal del régimen israelí en los territorios ocupados palestinos que ha dado lugar a una amplia gama de atrocidades, como la limpieza étnica generalizada, la demolición de viviendas y propiedades palestinas, el asedio ilegal de la Franja de Gaza y la matanza de los civiles, incluidos niños y mujeres.
Otro ejemplo de estos crímenes es la brutalidad de Arabia Saudí durante los seis años de agresión en Yemen, que se ha saldado con la muerte de miles de civiles, entre ellos mujeres y niños, y la destrucción de hogares, mezquitas, hospitales, escuelas, centros comerciales y sedes diplomáticos, lamentó, antes de advertir que los agresores “están utilizando el hambre como un método de guerra, situación que ha generado la peor crisis humanitaria del mundo”.
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