El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohammad Yavad Zarif, ha conmemorado el 30º aniversario del bombardeo químico a Sardasht, en el noroeste de Irán (29 de junio de 1987). Esta agresión, llevada a cabo por el régimen del ejecutado dictador iraquí Saddam Hussein, es considerada uno de los peores ataques químicos de la historia, pues en el mismo 113 civiles perdieron la vida y más de 5000 resultaron heridos.
Zarif ha repudiado, en un mensaje difundido este sábado, el “mortal silencio de la comunidad internacional y la falta de una mera condena externa” por ese “crimen de guerra y contra la humanidad”, cometido por una dictadura que, durante el transcurso de la guerra impuesta a Irán (1980-88), contó con “el apoyo financiero, militar y logístico de varios países regionales y poderes extranjeros”.
Asimismo, ha asegurado que aquellos que andan alegando detectar ‘potenciales intentos para llevar a cabo un ataque con armas químicas’ en Siria “son los mismos que ignoraron el uso de armas químicas y de destrucción masiva contra los civiles y militares iraníes durante la guerra de Irak, y encima, armaron al criminal Saddam Hussein”.
Los comentarios de Zarif se refieren a un informe, del 26 de junio, de la Casa Blanca, en el que sin alegatos y sin ofrecer pruebas de ningún tipo, se acusa al Gobierno del presidente sirio, Bashar al-Asad, de estar preparando un nuevo ataque químico. Al respecto, Rusia ha rechazado esta acusación “infundada” y advertido de que es una trama estadounidense para lanzar nuevas ofensivas contra las fuerzas sirias.
El canciller iraní ha subrayado, además, que la República Islámica, al contrario que los llamados defensores de los derechos humanos, incluido el Gobierno estadounidense, se opone a cualquier uso de armas de destrucción masiva y a las amenazas de emplearlas. De igual modo, ha condenado cualquier intento de usar esta trama para llevar a cabo actividades ilegales contra las naciones y gobiernos independientes.
El jefe de la Diplomacia persa ha reiterado el compromiso de Irán en la lucha contra el empleo de armas químicas y agentes biológicos, y llamado a la comunidad internacional a recurrir a todas las capacidades existentes para combatir la producción, el desarrollo y el uso de estas sustancias, así como su aplicación por grupos terroristas como el EIIL (Daesh, en árabe) y sus patrocinadores.
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