Otro bebé fue trasladado urgentemente al hospital Al-Shifa, en el norte de la Franja. La flaqueza del recién nacido revela que lleva días sin tomar leche. Su madre trataba de trasladarle al hospital a pie, cuando una ambulancia, una de las pocas que aún operan en la zona devastada por los bombardeos israelíes, los vio. Los médicos se apuraron para salvarle la vida al niño, pero fue sin éxito.
Mohamad nació y murió en ausencia de la paz. Solo tenía cuarenta y cinco días. Muy poco para conocer lo que significa la guerra.
Como Mohamad, hay más de un millón de niños en Gaza que se enfrentan ahora a la muerte por inanición y enfermedad. Son todas víctimas de un régimen que hace del hambre un arma de guerra.
La ONU advertía, hace días, que la Franja está a punto de presenciar una explosión en muertes infantiles por hambre. Los padres palestinos, desesperados, no encuentran maneras de proteger a sus niños de los bombardeos, o del hambre.
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