Bin Hamad ha mantenido este domingo una conversación telefónica con su homólogo persa, Mohamad Yavad Zarif, y ha expresado su solidaridad con el pueblo y el Gobierno de Irán, así como su más sentido pésame por el asesinato de Mohsen Fajrizade, prominente científico nuclear iraní.
Al mismo tiempo, el canciller omaní ha condenado, en los términos más duros, el martirio del físico iraní en una operación terrorista registrada el viernes en la localidad de Absard, al este de Teherán, la capital de Irán.
Considerando tal suceso un acto terrorista, el jefe de la Diplomacia de Omán ha hecho hincapié en que el terrorismo es rechazado, en cualquiera de sus formas, y lo ha tildado de “inaceptable”.
La República Islámica ha acusado a Washington y al régimen de Tel Aviv de estar detrás de este crimen, el cual cataloga de “terrorismo de Estado”. Además, las autoridades del país persa han prometido una dura venganza contra los autores del asesinato.
De hecho, el asesinato de Fajrizade se suma al de otros científicos nucleares iraníes que fueron liquidados en actos de hostilidad, orquestados por el servicio de inteligencia de Israel (el Mossad) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU.
Ante tal coyuntura, el régimen de Israel puso el sábado “en alerta máxima” a sus embajadas en todo el mundo ante la posibilidad de que la República Islámica de Irán tome represalias, según informa el medio israelí N12.
A su vez, el presidente de Irán, Hasan Rohani, en una reunión extraordinaria de su Gabinete, ha ordenado este mismo domingo el seguimiento necesario para prevenir y contrarrestar tales medidas veleidosas.
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