“Nicaragua ha dejado de ser miembro de esa organización subordinada al imperio norteamericano [...], ya no somos miembros de ese infame organismo llamado OEA”, dijo el lunes el canciller nicaragüense, Denis Moncada, en un comunicado, tras cumplirse el 19 de noviembre el proceso de dos años de salida del organismo regional.
Denunció que el ente continúa siendo “el ministerio de colonias”, diseñado y organizado por Estados Unidos para encubrir y justificar sus acciones agresivas y sus injerencias contra naciones progresistas.
Moncada destacó que Nicaragua se desvincula “de esa organización injerencista, instrumento de intervención del Gobierno unipolar y hegemónico decadente de Estados Unidos” con el objetivo de preservar su soberanía nacional e independencia.
Recordó algunos golpes de Estado y agresiones llevados a cabo por la OEA contra los países latinoamericanos, planificados por EE.UU., y denunció que el organismo ha atentado siempre a la paz, el bienestar y la seguridad de los pueblos del hemisferio.
Hizo referencia a la implicación de la OEA, con el apoyo norteamericano, en el derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz en Guatemala en 1954, la invasión contra Cuba por Playa Girón en 1961, y el golpe de Estado en 2019 contra el entonces presidente boliviano Evo Morales, entre otras acciones.
En el caso de Nicaragua, Moncada denunció que la OEA violó la soberanía del país y el derecho de la nación nicaragüense a elegir su propio destino con la fallida intentona golpista en 2018 contra el presidente Daniel Ortega.
Hizo hincapié en que Nicaragua no es colonia de ninguna potencia, y reivindicó la dignidad y el decoro nacional en legítima defensa de su independencia, soberanía y autodeterminación.
Destacó que con su decisión de renunciar a “formar parte de ese Ministerio de Colonias”, Nicaragua busca contribuir “a la desaparición progresiva del hegemonismo unipolar”, y fortalecer “la multipolaridad en un mundo justo, equitativo, con paz, seguridad, estabilidad, desarrollo y progreso”.
Nicaragua ya había criticado una y otra vez las acciones injerencistas de la OEA en sus asuntos internos y denunciado que esta nació como organismo de intervención de Estados Unidos para hacer efectiva su política y la doctrina Monroe, fundamentada en el dominio y el control de todos los países de América Latina y el Caribe, como si fueran parte del país norteamericano.
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