Los mexicanos están convocados este domingo a las urnas para elegir a su nuevo presidente en condiciones extremas, en unos comicios ensombrecidos por la violencia, con casi 80 asesinatos de políticos desde el comienzo del proceso electoral, hace siete meses.
Un total de 173 agresiones directas a políticos y al menos 78 asesinatos son las cruentas cifras de siete meses de proceso electoral, desde el 8 de septiembre de 2017, cuando se inició oficialmente la carrera presidencial, hasta el 8 de abril.
Evidentemente el nivel de violencia registrado durante todo este periodo afectará los comicios del domingo por intimidación, para evitar que perjudiquen los intereses del crimen organizado. Unos unos 6 mil postulantes han renunciado a sus candidaturas en los últimos meses, según el Instituto Nacional Electoral (INE).
Además, la violencia podría tener efecto en el número de votantes: muchos podrían no votar por miedo, mientras que otros quizá lo hagan para cambiar la situación.
En las elecciones del 1 de julio, los mexicanos elegirán al nuevo presidente, 500 diputados federales, 128 senadores, ocho gobernadores y al jefe de Gobierno, entre otros puestos locales.
De todos modos, no se puede descartar que el domingo haya episodios violentos que alteren el proceso. Las mafias vienen demostrando una osadía que no se había visto antes, en su voluntad de intervenir en la vida política del país.
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