En la ciudad de Baladruz, a unos 70 kilómetros al noroeste de Bagdad, capital iraquí, un kamikaze ha atacado la mezquita de Al-Zahra cuando los fieles salían después del rezo colectivo del viernes.
Poco después, un segundo atacante suicida ha hecho estallar su cinturón explosivo entre la multitud que se había congregado en lugar del primer atentado. Los dos ataques han provocado al menos 18 muertos y 41 heridos.
Entre las víctimas mortales de los incidentes se encuentran el coronel Adnan al-Tamimi, jefe de la Unidad de Emergencia de la Policía de la zona, y otros dos agentes de policía.
Por otra parte, la explosión de un coche bomba cuando se encontraban reunidos musulmanes cerca de la mezquita Imam Husein en la ciudad de Kanaan, también a unos 75 km al noreste de la capital, se ha cobrado la vida de cuatro fieles, además de dejar heridos a otros 18.
Los atentados han sido reivindicados rápidamente por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) que controla algunas regiones del territorio iraquí desde el junio de 2014.

Daesh ha aumentado sus atentados terroristas contra los civiles y militares iraquíes durante los últimos días, en respuesta a los fracasos sufridos ante el Ejército y las fuerzas populares de Irak en varias zonas, en particular en las provincias de Diyala y Salah al-Din (centro).
El jueves, al menos 52 fuerzas de la Policía de Irak murieron como consecuencia de la explosión de dos coches bomba en la ciudad iraquí de Tikrit, capital de la provincia central de Salah al-Din.
Diversos episodios de violencia en Irak se saldaron con unos 812 muertos y 1726 heridos en abril pasado y 1000 muertos y más de 2000 heridos en marzo, de acuerdo con las cifras brindadas por la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Irak (UNAMI).
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