El sábado los culés marcaron la octava vez que protestaban en esta final, en cuatro ocasiones con el rey emérito Juan Carlos I presente y en otras cuatro con el actual, Felipe VI.
Las diferentes amenazas de sanción, por parte del Gobierno estatal y del presidente de La Liga, Javier Tebas, no surtieron efecto y no pararon a los azulgranas.
Diferentes entidades independentistas pidieron que se silbara el himno cuando accediera el monarca y durante el himno. Por su parte, la afición del equipo rival quiso contrarrestar los pitos con cánticos del himno.
Durante el partido, en el que el Barça logró vencer al Sevilla y obtener el título de campeones de la Copa del Rey, además de las esteladas (banderas independentistas catalanas) para defender la independencia, también estuvo presente el color amarillo para pedir la libertad de los “presos políticos” de los que fueran miembros del gobierno de la Generalitat.
De hecho, diferentes objetos con algún mensaje político fueron motivo de control en las entradas del estadio y, en algunos casos, camisetas, banderas y pancartas fueron prohibidas. No obstante, la gran mayoría pudo lucir las camisetas en las grada del campo.
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