Según las autoridades, al menos 40 adultos y 28 niños han fallecido. Campamentos de verano, casas móviles y comunidades rurales quedaron completamente inundadas tras la repentina crecida del río. La fuerza de la corriente arrastró vehículos, destruyó infraestructuras y dejó a cientos de personas atrapadas o incomunicadas.
Los equipos de emergencia trabajan a contrarreloj en las labores de búsqueda y rescate, mientras las lluvias persisten en algunas zonas. Las autoridades locales han declarado el estado de desastre y advierten sobre posibles nuevas crecidas, debido a la saturación del suelo y el colapso de los sistemas de drenaje.







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