Frente al 75,4 % de los españoles que, según las más recientes encuestas, no confía en el presidente español, Mariano Rajoy, para asegurar su futuro económico, Moody’s se une, en la nota que ha distribuido a la prensa, a las voces que destacan las mejoras observadas durante el último año en la economía española.
“Las encuestas dan a entender que la popularidad de Podemos se ha alzado hasta más o menos el 25 %, lo que significa que compite con el Partido Popular (PP) en el Gobierno y que ha superado en apoyo global al Partido Socialista Obrero Español” (PSOE), constatan los analistas de Moody’s.
Frente al 75,4 % de los españoles que, según las más recientes encuestas, no confía en el presidente español, Mariano Rajoy, para asegurar su futuro económico, Moody’s se une, en la nota que ha distribuido a la prensa (aquí, en inglés), a las voces que destacan las mejoras observadas durante el último año en la economía española.
Sin embargo, la agencia neoyorquina no augura una mejora de las perspectivas para la economía española como esperaban algunos observadores, que recalcan que Moody’s apunta a la “imprevisibilidad del escenario político español” como “riesgo clave en 2015”.
De ahí que la agencia mantenga su calificación en Baa2, lo que indica un “riesgo crediticio moderado” y que “pueden fallar o resultar poco fiables, en situaciones típicas, ciertos elementos protectores”.
Después de la crisis de las hipotecas basura de 2007, la credibilidad de las agencias de calificación de riesgos y su imparcialidad quedó en entredicho. Ninguna de las tres grandes que dominan el mercado —Standard & Poor's, Moody’s y Fitch— previó la crisis, sino que mantuvieron las calificaciones de entidades financieras hasta su repentino desmoronamiento.
Las calificaciones que dan las agencias influyen en la facilidad de los Gobiernos y las empresas para atraer inversiones y préstamos, por lo que crecientemente se ha señalado que son actores políticos, encubiertos tras una imagen de analistas imparciales, y que utilizan sus calificaciones para influir en el mercado y obtener beneficio.
En julio de 2011, Moody’s fue duramente criticada en la Unión Europea (aquí, en inglés) por atacar la economía portuguesa al degradar la calificación de su deuda soberana y de varias empresas estatales y de infraestructuras consideradas sólidas, y que han seguido repartiendo beneficios.
En 2013, fuentes del propio Gobierno estadounidense declararon que estaban considerando demandar a Moody’s por fraude, dada su actuación en la crisis de 2007.
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