“Pese a los intentos de Israel (…) Hezbolá se ha hecho más fuerte (…). Ya dispone de misiles antiaéreos y antitanque”, dijo el jueves Naftali Granot, exvicedirector del servicio de espionaje exterior israelí (el Mossad), en una conferencia en la ciudad de Tel Aviv, en el oeste de los territorios ocupados palestinos.
El Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) tiene también la tecnología necesaria para “convertir sus cohetes pesados en misiles de alta precisión” empleando sistemas de guiado por GPS (siglas en inglés de Sistema de Posicionamiento Mundial) que ha adquirido recientemente, advirtió el exespía.
El diario israelí The Jerusalem Post advirtió el viernes, citando a Granot, de que el acceso a esa tecnología, que permitirá a Hezbolá desarrollar cohetes avanzados de mayor alcance y precisión, supondrá una “nueva fase” para la Resistencia libanesa.
De ser cierta la información, señaló el rotativo, Hezbolá podría resultar “más mortífero” que antes en un eventual conflicto armado con Israel.
Pese a los intentos de Israel (…) Hezbolá se ha hecho más fuerte (…). Ya dispone de misiles antiaéreos y antitanque”, ha señalado Naftali Granot, exvicedirector del servicio de espionaje exterior israelí (el Mossad).
Desde la última guerra israelí contra El Líbano, en el año 2006, la capacidad disuasiva de Hezbolá se ha incrementado notablemente, tal y como han admitido las autoridades israelíes, que aventuran que el movimiento libanés cuenta en sus almacenes con aproximadamente 150 000 misiles.
El diario israelí Haaretz ha advertido de que, en caso de que Israel emprenda una nueva guerra contra El Líbano, Hezbolá hará llover cada día una media de 3000 a 4000 misiles sobre el régimen israelí, lo que causaría gran destrucción.
En otro momento de su discurso, Granot consideró que “la gran confianza en sí mismo de Hezbolá” tiene sus raíces en las victorias que está consiguiendo en Siria, junto al Ejército regular del país, frente a los grupos armados y terroristas que han hundido el país en una devastadora crisis desde 2011.
Hezbolá, Irán y Rusia apoyan a Damasco ante la violencia de los numerosos grupos armados patrocinados desde países que se oponen al Gobierno sirio, como Arabia Saudí y Estados Unidos.
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