Todo EE.UU. sigue ardiendo en las llamas de las protestas por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía norteamericana. En Portland, el epicentro de las movilizaciones, la Policía cargó contra los manifestantes con balas y gases lacrimógenos.
Decenas de personas fueron detenidas y varias otras resultaron heridas.
Los indignados acusan al presidente de EE.UU., Donald Trump, de avivar las llamas de las tensiones raciales en el país y repudian sus retoricas racistas y xenófobas.
Como prácticamente cada noche, desde finales de mayo, decenas de militantes antirracistas y antifascistas se agrupan en distintos puntos del país para rechazar la violencia y la brutalidad de Policía que simboliza, para ellos, la opresión de un país donde las discriminaciones raciales están institucionalizadas.
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