El director de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, Stephen Hahn, intentó ser cauto el domingo, al ser preguntado sobre las declaraciones hechas por el presidente Donald Trump durante un discurso el sábado con ocasión del Día de la Independencia de Estados Unidos, en particular cuando el mandatario dijo que el nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, “es totalmente inofensivo en 99 por ciento de los casos”.
“No voy a entrar en quién tiene razón o quién no (…) lo que diré es que tenemos datos que demuestran la existencia de un problema grave. La gente debe tomárselo en serio”, alertó Hahn en declaraciones a la cadena estadounidense CNN.
Eso mientras los datos más recientes muestran que el virus ha provocado una situación crítica en Estados Unidos y el número de casos reportados está aumentando notablemente en 39 estados del país.
El funcionario insistió en que la COVID-19 es “una epidemia que se mueve muy rápidamente”. “Todos hemos visto los gráficos asociados con esto, es demasiado pronto, y no voy a especular sobre cuál es la causa” de la acelerada expansión, remarcó el director de la FDA.
El virus, hasta el momento, ha afectado a casi 3 millones de personas y ha matado a al menos 132 000 en Estados Unidos. Por lo pronto, alcaldes del sur y del oeste advirtieron que sus ciudades están en riesgo de verse sobrepasadas por el aumento de los contagios.
Ante tal escenario, el pueblo y los funcionarios estadounidenses denuncian la poca importancia que el mandatario republicano da a la crisis sanitaria. En junio pasado, el gobernador de Washington, Jay Inslee, dijo: “necesitamos un presidente que se preocupe más por los estadounidenses vivos y menos por los confederados muertos”.
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