Pone en entredicho el compromiso de transparencia del Departamento (Pentágono) y su empeño en llegar a la raíz del problema", alerta la senadora estadounidense.
La negativa de proporcionar los datos “pone en entredicho el compromiso de transparencia del Departamento y su empeño en llegar a la raíz del problema”, alerta Gillibrand.
La representante del estado de Nueva York, en el noreste del país, reacciona así al informe publicado el viernes por la dirigencia militar estadounidense, según el cual, lo que se ha calificado como “epidemia de agresiones sexuales” tiende a remitir.

Según los militares, se producen menos delitos y crece el número de víctimas que denuncian, lo que se señala como una señal de confianza creciente en que los agresores sean castigados.
No creo que los militares estén actuando con honradez respecto a este problema."
“No creo que los militares estén actuando con honradez respecto a este problema”, considera, sin embargo, la senadora demócrata.
Gillibrand ha recalcado hoy lo vulnerables que son a las agresiones sexuales las esposas de miembros de las Fuerzas Armadas y las mujeres civiles que residen o trabajan cerca de instalaciones militares.

Pese a la fragilidad de su situación, estas mujeres “quedan en la sombra”, porque ni unas ni otras son contabilizadas en las estadísticas del Pentágono sobre la frecuencia de agresiones sexuales dentro del Ejército, critica Gillibrand.
De acuerdo con un estudio del gabinete estratégico Rand Corporation, en 2014, sufrieron acoso sexual en torno a 116.600 miembros activos del estamento militar estadounidense.
Tan sólo el año pasado, se produjeron más de 20.000 casos de encuentros sexuales indeseados, plantea la encuesta.
Según este estudio, realizado sobre la base de las respuestas de 17.000 militares, el 54 % de quienes denunciaron haber sido víctimas de agresiones en el Ejército dijeron que los atacantes eran superiores suyos en la escala jerárquica.
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