Tras días de relativa calma, Hong Kong volvió a experimentar violentas protestas el domingo. Durante los enfrentamientos, los manifestantes atacaron a los policías con palos y bastones, y lanzaron ladrillos y cócteles molotov a los uniformados. Estos respondieron con cañones de agua y gases lacrimógenos. Se reportan 36 detenidos.
En un comunicado, el gobierno condenó los actos ilegales y violentos de los manifestantes radicales, advirtiendo que sus acciones llevarán a Hong Kong a una situación muy peligrosa. Además, hizo un llamamiento a la ciudadanía para que combata la violencia y defienda el estado de derecho, a fin de que el orden se pueda restablecer en la sociedad lo antes posible.
Desde junio, Hong Kong es escenario de protestas contra el proyecto de ley que pretendía autorizar las extradiciones a China. El Gobierno hongkonés ha suspendido la iniciativa, sin embargo, las protestas han continuado. El domingo, la violencia llegó a tal extremo que ambas partes de la crisis llamaron a la calma.
A su vez, los legisladores prodemócratas de Hong Kong han urgido a la jefa del Gobierno local hongkongués, Carrie Lam, a mantener un “diálogo genuino” para resolver la crisis.
Tras 12 semanas de protestas que han causado grandes daños materiales y desprestigio para Hong Kong, las partes involucrados en la crisis coinciden en dos puntos: poner fin a la violencia, y solucionar la crisis a través del diálogo.
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