El vicefiscal general del Ministerio Público brasileño, Lucas Furtado, exigió el viernes al Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) apartar al presidente Jair Bolsonaro de la gestión de la pandemia y designar a su vicepresidente para esa función.
El analista de temas políticos Carlos Santa María, en una entrevista concedida a la cadena HispanTV, ha catalogado de “profunda” la solicitud de la Fiscalía para que el vicepresidente asuma, por lo menos, la posibilidad de nombrar a los ministros de Salud y Hacienda, que son los que tienen que ver con la contención de la pandemia en Brasil, al que corresponde más del 10 % de los fallecidos por COVID-19 en el mundo.
En esa medida fiscal, según el experto, “hay un elemento fundamental” y es la búsqueda de lograr el nivel mínimo de efectividad en la lucha contra el coronavirus, causante de la COVID-19, lo que pone de relieve que “la crisis es tan inmensa que es imposible casi de resolverla”, ha enfatizado.
Con todo, el entrevistado hace notar que no sabemos cómo actuará el Parlamento y, dado que se necesita una mayoría, puede que la solicitud del Ministerio Público no prospere y no haya una solución real que pare el “genocidio”, producto del mal manejo de la pandemia.
En otra parte de sus declaraciones, Santa María ha alertado que la postura negacionista del mandatario ultraderechista ha llevado a Brasil a ser un factor de riesgo muy alto para los otros países de América Latina. “Bolsonaro planteó que era un simple refrío y no tuvo consciencia de que es un virus que en determinadas condiciones hace que la gente fallezca”, ha afirmado.
El gigante sudamericano cerró el viernes con otros 2815 decesos y 90 570 casos positivos. La cantidad total de víctimas fatales es de 290 314. A este ritmo, los especialistas estiman que marzo concluirá con más de 300 000 fallecidos. Las infecciones se acercan en tanto a los 12 millones, según el Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass).
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