Según las autoridades electorales bolivianas, el candidato del partido Movimiento al Socialismo, Luis Arce, ganó las elecciones presidenciales celebradas el pasado 18 de octubre en Bolivia, al obtener casi 3,4 millones de votos, un 55,10 por ciento del escrutinio total.
A la pregunta ¿qué demuestra el triunfo del MAS en Bolivia en las elecciones presidenciales?, realizada en una encuesta en línea por la cadena HispanTV, la mayoría de los participantes (el 51,4 %) responde que esta victoria pone de relieve que no hubo fraude en las elecciones de 2019, cuyos resultados dieron como ganador al entonces presidente Evo Morales.
El 40,9 % de los entrevistados cree que el pueblo boliviano no desea retroceder a sistemas de gobierno derechistas, con políticas neoliberales, mientras que el 7,7 % opina que el presidente electo, Luis Arce, es la opción para recuperar la economía, devastada durante el mandato del gobierno de facto de Jeanine Áñez.
Arce logró alzarse con la victoria en unos comicios que tuvieron lugar 363 días después del golpe de Estado contra Morales, orquestado por la oposición con el apoyo de EE.UU.
Según analistas, un factor importante en el golpe de Estado de 2019 fue la misión de observación de los comicios de ese año de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que publicó un desacertado informe preliminar de auditoría en el que afirmaba que Morales no había conseguido los votos suficientes, por lo que maquinó un “fraude”.
A pesar de la falta de respaldo al informe de la OEA, Morales propuso la convocación de nuevos comicios, pero la estrategia golpista ya estaba lanzada y se desató el caos y la violencia en el país andino.
Morales renunció para evitar actos de violencia y la entonces senadora Jeanine Áñez se autoproclamó en Bolivia, pese a no cumplir con los requisitos constitucionales.
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