“Los soldados del Ejército de Myanmar y los perpetradores civiles cortaron gargantas, quemaron vivas a las víctimas, incluidos bebés y niños, golpearon a los civiles hasta la muerte, violaron en grupo a mujeres y niñas”, denunció la organización no gubernamental (ONG) Fortify Rights en un informe publicado el miércoles.
Afirmó también que las fuerzas de seguridad birmanas han intensificado la violencia y abren fuego “desde tierra y helicópteros”, matando a “un número incalculable” de rohingyas.
Este informe se basa en 200 entrevistas a sobrevivientes, testigos locales y socorristas internacionales sobre los “ataques generalizados y sistemáticos” contra los rohingyas, registrados desde el 9 de octubre hasta diciembre de 2016 y desde el 25 de agosto de 2017 hasta el presente.
Los soldados del Ejército de Myanmar y los perpetradores civiles cortaron gargantas, quemaron vivas a las víctimas, incluidos bebés y niños, golpearon a los civiles hasta la muerte, violaron en grupo a mujeres y niñas”, denunció la ONG Fortify Rights.
De acuerdo con este movimiento defensor de los derechos humanos, existen “indicios crecientes” de que el Gobierno de Myanmar está cometiendo “genocidio” contra los musulmanes rohingyas.
Matthew Smith, director ejecutivo de Fortify Rights, consideró insuficiente las condenas verbales y advirtió de que “estos crímenes prosperan en la impunidad y la inacción” y podrían ser masivos en un futuro.
“Estos crímenes no terminarán por sí solos”, recalcó Smith, quien instó a “las personas de conciencia en Myanmar a hacer todo lo posible para acabar con los abusos y la cultura de la impunidad en el país” asiático.
“Los rohingyas han sufrido ataques y violaciones sistemáticas durante décadas, y la comunidad internacional no debe fallarles ahora cuando su existencia en Myanmar está amenazada”, enfatizó Cameron Hudson, un alto responsable del Museo del Holocausto de Estados Unidos, citado en el informe.
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