30 milicianos asaltaron el lunes por la noche el centro de detención, que albergaba a 2000 personas, terminando en una fuga masiva. El ataque comenzó con la detonación de un coche bomba a la entrada de la prisión, tras lo cual se sucedieron otras explosiones e intercambios de fuego.
El portavoz del gobernador provincial de Nangarhar, Attaullá Jogyani, ha dicho que de los 1793 prisioneros, más de 1025 habían intentado escapar y fueron recapturados, mientras que 430 habían permanecido dentro. “El resto falta”, agregó.
Jogyani había dicho anteriormente en la misma jornada que al menos 29 personas habían muerto y otras 50 resultaron heridas en el ataque, agregando que civiles, prisioneros y miembros de las fuerzas de seguridad afganas estaban entre las víctimas.
Este asalto ocurrió un día luego de que Afganistán anunciara haber abatido a un alto comandante del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) cerca de la ciudad.
Asimismo, el domingo, un gran estallido provocado por un coche “lleno de explosivos” frente a una cárcel en la ciudad afgana de Yalalabad dejó dos muertos y 20 heridos, del cual Daesh se ha atribuido la responsabilidad.
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