Según han confirmado hoy martes las autoridades locales, la operación tuvo lugar en la localidad de Haska Mina, uno de los bastiones de la banda criminal en dicha provincia, y en ella murieron 60 terroristas y hubo 18 heridos en sus filas.
Además, otros 14 civiles resultaron heridos y uno perdió la vida durante los intercambios de fuego entre los militares afganos y los hombres armados, “tras ser usados como escudos humanos” por el grupo.
Ayer lunes la oficina de la Policía de la parte oriental de Afganistán informó de que en los distritos de Pachir Wa Agam y Chaparhar (ambos en Nangarhar) habían acabado totalmente con la presencia de miembros de Daesh. En estas operaciones, iniciadas hace un mes y medio, han muerto ya unos 100 terroristas.
No obstante, en las localidades de Achin, Jugiani y Haska Mina todavía existen focos terroristas. El Ministerio de Defensa de Afganistán informó la semana pasada de que más de 1600 terroristas del EIIL han perdido la vida durante los enfrentamientos registrados en los primeros nueve meses de 2017 en el país asiático.
El mes pasado, el enviado especial del presidente ruso para Afganistán, Zamir Kabulov, advirtió de que más de 10 000 terroristas de esta banda ultrarradical se encuentran actualmente en Afganistán.
Daesh, tras sus recientes derrotas en Irak y Siria, intenta expandirse en Afganistán, país extremamente inseguro tras más de una década de presencia militar extranjera, liderada por EE.UU., so pretexto de combatir el terrorismo.
Conforme a los analistas, un Afganistán caótico e inseguro refuerza el pretexto de EE.UU. para prolongar su presencia militar en dicho país.
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