En una entrevista concedida a la cadena de televisión estadounidense CNN, la actriz y productora boliviana planteó serias dudas sobre la veracidad de los tuits, escritos en inglés por Bana Alabed, la niña siria que narraba de manera dramática cómo era supuestamente la vida en el este de Alepo, ciudad cercada por el Ejército sirio. La niña se convirtió para los medios occidentales en todo un símbolo del sufrimiento del pueblo sirio.
"Quisiera decirles que eso es imposible. Yo estuve ahí. Ahí no hay internet, no hay electricidad desde hace más de 85 días. (…) Es imposible publicar algo en Twitter cuando usted está en el frente de batalla”, comentó Ortiz, manifestando consistentes dudas sobre la veracidad de dicha información.
Quisiera decirles que eso es imposible. Yo estuve ahí. Ahí no hay internet, no hay electricidad desde hace más de 85 días. (…) Es imposible publicar algo en Twitter cuando usted está en el frente de batalla”, rechazó la cineasta boliviana Carla Ortiz.
Aseguró que la niña no vivía en Alepo y que se trata de mera "propaganda" contra el Gobierno sirio. “Yo estuve ahí y quisiera ver alguna foto real de ella en el exterior y entonces lo creería", añadió.
Carla Ortiz pasó unos días en Siria para filmar un documental sobre el destino de las mujeres en el país árabe, inmerso en un conflicto que dura ya más de 5 años. Además, participó en la evacuación de los civiles organizada por el Gobierno sirio con ayuda del Centro ruso para la reconciliación.
Desde el inicio de las operaciones del Ejército sirio para hacerse con el dominio de Alepo, la propaganda de los medios de comunicación del Occidente y de la región contra el Ejército sirio se ha recrudecido hasta el punto de que, sistemáticamente, se ocultan o censuran imágenes donde se ve a la población de esa ciudad celebrando la victoria.
Un ejemplo de lo dicho es la foto de una niña llamada Aya con el rostro cubierto de sangre, que apareció en gran número de medios de comunicación occidentales e impactó al mundo, pero que, en realidad, se trataba de una farsa, pues la foto no se tomó en Alepo, sino en el hospital de Talbisa, en Homs.
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