• El canciller ruso, Serguei Lavrov, durante una reunión en Moscú, capital de Rusia, 24 de noviembre de 2017.
Publicada: viernes, 1 de diciembre de 2017 17:47
Actualizada: viernes, 1 de diciembre de 2017 23:06

El ministro ruso de Exteriores arremete contra Washington por su hostilidad hacia Pyongyang y le advierte de no ‘jugar con fuego’ en la península de Corea.

El canciller Serguéi Lavrov ha lamentado este viernes en una rueda de prensa en Roma (capital de Italia) que el Gobierno estadounidense siga provocando a Corea del Norte, tanto con amenazas verbales como con ejercicios militares en sus alrededores.

“Desgraciadamente en los últimos meses se ha dado la impresión de que algunos en Washington están dispuestos a provocar a Corea del Norte para que se lance a nuevas aventuras”, ha censurado el jefe de la Diplomacia rusa.

Lavrov ha llamado a todas las partes a evitar el estallido de un conflicto militar en la península de Corea, que de suceder conllevaría “consecuencias catastróficas”, en especial para “países como Japón y Corea del Sur”.

Desgraciadamente en los últimos meses se ha dado la impresión de que algunos en Washington están dispuestos a provocar a Corea del Norte para que se lance a nuevas aventuras”, lamenta el canciller ruso, Serguéi Lavrov.

 

En otro momento de su comparecencia, el diplomático se ha referido al reciente discurso en que la representante de EE.UU. ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, amenazó a Corea del Norte con una "destrucción total" si desata una guerra, declaraciones que Lavrov ha calificado de “diatriba sangrienta”. “Jugar con fuego es un error”, ha aseverado el canciller ruso.

Las tensiones entre Corea del Norte y Estados Unidos han llegado a un punto máximo después de que Pyongyang anunciara el martes el lanzamiento exitoso de un misil balístico intercontinental bautizado ‘Hwasong-15’, con capacidad de cubrir “todo el territorio estadounidense”.

Corea del Norte insiste en que realiza sus pruebas nucleares y balísticas sobre la base de su “derecho a la autodefensa” ante las “intenciones hostiles” de EE.UU., manifestadas en las maniobras militares conjuntas Washington-Seúl en la península.

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