Mohamad Baqer Qalibaf, presidente de la Asamblea Consultiva Islámica de Irán (Mayles), ha recordado este domingo a las víctimas del doble atentado terrorista llevado a cabo el 7 de junio de 2017 en el Parlamento y en el Mausoleo del Imam Jomeini (que en paz descanse), ambos ubicados en Teherán, la capital persa.
Los ataques, reivindicados por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), dejaron 17 muertos y más de 50 heridos. Fueron los primeros ataques ejecutados por la banda ultraviolenta en el territorio iraní.
“Aunque fue un simple ataque terrorista, se conoce ahora, por evidencias, que los servicios de inteligencia de EE.UU., Israel y algunos países de la zona (Asia Occidental) estuvieron detrás del acto de violencia, y que si hubieran podido, habrían cometido una masacre en las calles de Teherán”, ha denunciado.
Qalibaf ha señalado que esa tragedia, así como la sangre derramada de las víctimas de ambos atentados, destacan la importancia de luchar contra el “terrorismo wahabí-sionista”.
El presidente del Parlamento ha elogiado a las Fuerzas Armadas iraníes por defender el país, así como a la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, la cual combate a los terroristas más allá de las fronteras de Irán. “Si no fuera por ellos (...), el enemigo cometerá crímenes más horrendos contra la nación persa”, ha recalcado.
La República Islámica de Irán tomó represalias por los atentados de 2017, y el 18 de junio del mismo año atacó —en plena coordinación con el Gobierno sirio— las posiciones de los terroristas de EIIL en la provincia siria de Deir Ezzor (este), eliminando a más de 170 de ellos, incluidos jefes de la banda.
Las autoridades iraníes han denunciado una y otra vez los intentos del triángulo formado por Estados Unidos, Israel y Arabia Saudí de atacar al país y a la Revolución Islámica, pero aseguran que sus tentativas están condenadas al fracaso.
ftm/ctl/ask/mkh