El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif, resaltó el martes en un mensaje en su cuenta de Twitter que la verdadera intención de EE.UU. de mantener su presencia militar en Siria es robar el petróleo del país árabe y no luchar contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) .
Sus declaraciones aludieron al discurso de Trump en La India el mismo día, en el que señaló que es hora de que su país pase la guerra contra Daesh a Rusia, Irán, Irak y Siria y que se enfoque en el petróleo de Siria, y admitió que EE.UU. sabe lo mucho que Irán odia a Daesh.
Al respecto, el canciller iraní en su mensaje sostuvo que “Trump acaba de admitir lo que todos sabíamos: las tropas estadounidenses siguen en Siria para obtener petróleo del país” y apoderarse de las riquezas.
.@realdonaldtrump just admitted what we all knew: US troops in Syria to "have the oil”
— Javad Zarif (@JZarif) February 25, 2020
Also, that Russia, Syria, & Iran can fight ISIS, confessing, “Iran hates ISIS”
But not only did US NOT fight ISIS, it cowardly murdered its #1 enemy—with ONLY Trump cronies & ISIS celebrating pic.twitter.com/r566Wg4hRR
Asimismo, denunciando el asesinato del teniente general Qasem Soleimani en Bagdad, la capital de Irak, el mes pasado, Zarif condenó el llamado “esfuerzo de EE.UU. para luchar contra el terrorismo” y dijo que Washington, en lugar de luchar contra Daesh, “asesinó cobardemente” al enemigo número uno del grupo terrorista Deash, hecho que según resaltó Zarif, solo fue celebrado por amigotes de Trump y el mismo Daesh.
Trump no es la primera figura prominente que tiene la mirada puesta en los ricos yacimientos de crudo en la región. De hecho, “coged el petróleo” no es una mera frase, sino es una “política” que ha sido discutida en Washington durante décadas.
La visita oficial de Trump a La India estuvo empañada por la violencia que estalló el lunes en la capital donde al menos 20 personas murieron y más de 180 resultaron heridas. Los indignados, que protestaban por la presencia de Trump y por ciertos problemas del país, le llamaron “fascista” y “traficante de guerra” y le pidieron que abandonara su país. Las autoridades desplegaron a la Policía y a otras fuerzas paramilitares en el noroeste de la capital donde el martes aún había enfrentamientos.
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