El asesor político de la Oficina Presidencial de Irán, Hamid Abutalebi, ha criticado la decisión de la monarquía de Al Jalifa de revocar la ciudadanía al prominente clérigo chií, el sheij Isa Ahmad Qasem, y asegura que la medida es un “engaño” de Riad.
“Los acontecimientos actuales en Baréin es un engaño del hermano mayor árabe (Arabia Saudí) para salvarse de la condena internacional, así como del pantano de matanza y derramamiento de sangre que ha creado en la región. Así que los gobernantes de Baréin una vez más han sido engañados”, escribe este lunes Abutalebi en su cuenta de Twitter, en alusión a Riad que se enfrenta a críticas internacionales por liderar una campaña de bombardeos en el empobrecido territorio yemení.
Los acontecimientos actuales en Baréin es un engaño del hermano mayor árabe (Arabia Saudí) para salvarse de la condena internacional, así como del pantano de matanza y derramamiento de sangre que ha creado en la región. Así que los gobernantes de Baréin una vez más han sido engañados”, ha dicho el asesor político de la Oficina Presidencial de Irán, Hamid Abutalebi.
Para el funcionario iraní, la decisión de Manama de despojar de su nacionalidad al clérigo chií, es una trama tendida por ciertas partes para incitar a la violencia y socavar las relaciones de los países de la región, y tal conducta sólo favorece al “patrocinador de Daesh (acrónimo árabe del grupo terrorista EIIL)”, es decir, la monarquía saudí.
Ha llamado a “estar atentos a intentos para desestabilizar la región (del Oriente Medio) y allanar el camino para la intervención foránea”, y asegurado que la vía pacífica y no la violenta puede solventar la crisis en la pequeña monarquía del Golfo Pérsico.
Baréin ha decidido revocar este lunes la nacionalidad al sheij Qasem, después de acusarlo de “propagar el extremismo”.
El Ministerio del Interior de Baréin, en un comunicado, acusa en un comunicado al clérigo chií de haber “dañado” los intereses de la monarquía, y no ha cumplido con su deber de ser fiel al sistema. Alega además, que el sheij Qasem ha “abusado” de su posición religiosa para “promover una agenda política” que sirve a los intereses de los extranjeros.
Al Jalifa también ha suspendido todas las actividades del principal partido opositor, Al-Wefaq, y considerado la fotografía como un acto terrorista, lo que podría complicar la situación en el país sumergido desde 2011 en un caos sociopolítico.
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