Se vive una calma general en Irak tras el fin de la guerra contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe). Pero los escombros, los daños materiales y, en general, el proceso de reconstrucción tienen un largo camino por recorrer.
En la ciudad de Mosul, tras 5 meses de haber sido tomada, el Gobierno necesitará al menos mil millones de dólares para poder restaurar los sistemas de agua, electricidad, instalaciones sanitarias, escuelas y hospitales.
El Gobierno cree que una reconstrucción más seria para varias zonas requerirá incluso décadas. Pero todo no ocurre sobre el terreno y de manera física. En estos momentos, Bagdad también tiene que realizar tareas para evitar un nuevo auge del extremismo.
No obstante lo peor ya ha pasado y la vida corriente está por llegar. Los expertos advierten que la presencia de militares de EE.UU. en el terreno es un factor desestabilizador y, en lugar de más entrenamientos para operaciones antiterroristas, se necesitan esfuerzos para evitar los impactos de los extremistas y recortar el suministro de sus fondos, por lo cual la presencia de tropas foráneas no tiene beneficio para ellos.
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