Según el dirigente de la Unión Nacional del Kurdistán iraquí, Hukar Yaf, los terroristas de Daesh han acabado con la vida de los secuestrados disparándoles en la cabeza.
Asimismo, Yaf ha sostenido que los takfiríes han perpetrado ejecuciones extrajudiciales, porque las personas que habían secuestrado se convirtieron en una carga para los terroristas.
Por su parte, el gobernador de Nínive, Ezel Nuyaifi, ha condenado enérgicamente la matanza de izadíes y chiíes por la banda terrorista y ha reiterado que tales ejecuciones ponen de relieve que este grupo no se compromete con ninguna norma ni respeta las leyes y obligaciones establecidas por Dios.
Nuyaifi también ha declarado que Daesh mata a cientos de izadíes sin sentir ningún arrepentimiento en un momento en que los sabios de varias religiones condenan las ejecuciones sumarias llevadas a cabo por ese grupo e insisten en que la ideología takfirí no tiene nada que ver con el Islam.
La llamada coalición anti-EIIL bombardeó el miércoles presuntas posiciones del grupo takfirí EIIL en Sinyar, pero hasta ahora los ataques aéreos de la coalición no han tenido un resultado fructífero en esta zona.
De acuerdo con las autoridades gubernamentales iraquíes, las fuerzas kurdas (los peshmerga) con el apoyo de varias fuerzas populares, sin ninguna intervención extranjera, rompieron el pasado diciembre el cerco contra monte Sinyar.
El EIIL tomó en agosto la ciudad de Sinyar, liquidó a gran número de residentes, secuestró, esclavizó a cientos de mujeres y niñas kurdas izadíes y obligó a miles de personas a huir de sus viviendas hacia las montañas de Sinyar.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hasta 200.000 civiles huyeron, la mayoría de ellos de la comunidad izadí, después de que el EIIL tomara el control de la localidad de Sinyar y otras zonas del norte de Irak.
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