Durante un acto de campaña celebrado el martes en Moon Township, en el estado de Pennsylvania, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a formular declaraciones racistas y se burló del origen somalí de Ilhan Omar, congresista demócrata del estado de Minesota.
“Nos está diciendo cómo gobernar nuestro país. ¿Cómo les fue de dónde vienes? ¿Cómo está tu país? Ella nos lo dirá, nos dirá cómo dirigir nuestro país”, dijo el dirigente republicano.
Omar ha reaccionado este miércoles a los renovados ataques racistas de Trump, indicando que EE.UU. es su país. “Este es mi país y soy miembro de la Cámara (de representantes) que te impugnó”.
“En segundo lugar, huí de la guerra civil cuando tenía 8 años. Un niño de 8 años no dirige un país, aunque tú lo gobiernas como tal”, respondió Omar a Trump mediante un mensaje de Twitter.
Aunque el tema del racismo no es una novedad en EE.UU., sí alcanzó su punto máximo bajo el Gobierno de Trump. El país norteamericano se enciende contra el racismo tras la muerte del ciudadano afroestadounidense George Floyd, el pasado 25 de mayo, en la ciudad de Mineápolis.
Diferentes expertos y políticos estadounidenses culpan a Trump del aumento de la violencia y afirman que el inquilino de la Casa Blanca incita al odio en EE.UU. mediante sus discursos racistas y fascistas.
Efectivamente, Estados Unidos está lejos de vivir en calma por culpa de la mala gestión de Trump. A medida que se acerca el 3 de noviembre, cuando se celebrarán las elecciones presidenciales de EE.UU., muchos han alertado de un agravamiento de la crisis social en el país norteamericano.
Incluso, el célebre politólogo estadounidense Noam Chomsky ha advertido de los “riesgos inminentes de una guerra civil” en EE.UU., dada la eventual negativa de Trump de reconocer los resultados de los comicios si no gana la reelección.
tqi/rha/krd/mrg