Tras seis meses en el poder, el presidente de EE.UU., Donald Trump sigue sin tener éxito para desmontar la reforma sanitaria. Lo que fue una de sus grandes promesas electorales.
En un nuevo intento para acabar con Obamacare, el mandatario convoca a 52 senadores republicanos a una reunión en la Casa Blanca. Subraya la urgencia de acabar con la ley sanitaria, e incluso les prohíbe irse de vacaciones.
Esta semana ha naufragado un nuevo intento de sacar adelante en el Senado un plan alternativo al Obamacare. La causa: varios republicanos moderados dieron marcha atrás en su apoyo al texto propuesto por el Gobierno. El bloqueo ha llevado al presidente a insistir una vez más en que el tema sea resulto lo antes posible.
El mensaje de Trump en la reunión fue claro. Y la respuesta no tardó en llegar. Los republicanos bajan la cabeza ante el presidente y acceden volver a presentar un proyecto para eliminar el Obamacare. Tras la cita, el líder de la mayoría republicana en el Senado dijo que esta vez optan por un plan B: revocar primero el Obamacare para, a continuación, sacar adelante un nuevo proyecto sanitario para el país.
En pleno debate interno, el Partido Republicano recibió un nuevo jarro de agua fría. La Oficina Presupuestaria del Congreso pronostica que derogar Obamacare sin un reemplazo dejaría a 17 millones de personas sin cobertura de salud para 2018 y a 32 millones en 2026.
De hecho, ya hay un gran número de indignados. Más de 500 personas protestaron y realizaron sentadas en las oficinas de los senadores que respaldan a Trump. Más de 150 fueron detenidos en estas manifestaciones.
kmd/ncl/nal
