Mientras que los dos mandatarios posaban para fotógrafos y camarógrafos en el Despacho Oval de la Casa Blanca, Trump evitó el protocolar estrechón de manos. Ante el insistente grito de los fotógrafos por el gesto, Merkel le preguntó a Trump si quería que los dos se dieran la mano.
El presidente republicano de Estados Unidos sin embargo, ni siquiera responde ni mira a la canciller alemana, dejando al descubierto sus diferencias en temas centrales, como migración y comercio internacional. Merkel hace un gesto.
Se trata de la primera visita de Merkel a Estados Unidos desde que Trump asumiera el alto cargo presidencial en enero pasado.
En una rueda de prensa conjunta que mantuvieron los mandatarios en la Casa Blanca, Trump se refirió a su denuncia de haber sido espiado por el expresidente de Estados Unidos Barack Obama (2009-2016) durante la campaña electoral y bromeó que se trata de una “cosa común” que comparte con Merkel. La canciller alemana no se río de la broma. En 2015, Wikileaks reveló que Estados Unidos espió a Merkel, entre otros funcionarios alemanes.
Trump también abogó por un intercambio comercial justo y recíproco, y rechazó que pueda ser visto como un “aislacionista”.
Cuando Merkel le preguntó sobre los efectos de las políticas “aislacionistas” de Washington, el presidente estadounidense negó esa visión y enfatizó que abogaba por un comercio “justo”.
En la conferencia de prensa conjunta, Trump, asimismo, defendió su política antimigratoria y presionó a Merkel para que Alemania “pague su parte justa por el costo de la defensa” que proporciona el bloque militar liderado por Estados Unidos, es decir la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
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