La Casa Blanca había informado con anterioridad de que el mandatario no visitaría la zona, pero Trump dejó su hotel en Seúl por la mañana temprano y abordó un helicóptero en la base militar de Yongsan. Se vio obligado a dar marcha atrás debido al mal tiempo, y el viaje fue cancelado por completo.
El desplazamiento a esta zona es habitual en la agenda de los presidentes estadounidenses que visitan el país. En esta zona los soldados de Seúl y los de Pyongyang se sitúan frente a frente a lo largo de la franja de seguridad marcada por bloques de concreto y casetas azules.
Los periodistas que acompañan al presidente estadounidense fueron convocados antes de lo previsto para este miércoles y la secretaria de prensa, Sarah Huckabee Sanders, dijo que estaba previsto que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, se encontrara con Trump en la franja de seguridad, lo que, según Sanders, sería “un momento histórico”, ya que nunca un presidente estadounidense ha visitado junto al jefe de estado surcoreano la zona.
En medio de la máxima tensión entre Washington y Pyongyang y en toda la península coreana, Trump aterrizó el martes en Corea del Sur, donde ha calificado al Gobierno norcoreano de una amenaza mundial.
Corea del Sur es la segunda parada de la gira asiática de Trump, y fue recibido con protestas ciudadanas por su retórica hostil contra Corea del Norte que, según los surcoreanos, podría provocar otra guerra en la península coreana.
Oficiales estadounidenses han estado preocupados ante la posibilidad de que la polémica gira asiática del republicano sea respondida por Pyongyang con el lanzamiento de un misil balístico. El viernes, la Inteligencia de Corea del Sur detectó actividad en una instalación de misiles de Corea del Norte, que podría ser el preludio de un nuevo test de misil.
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