• Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Publicada: domingo, 13 de marzo de 2016 2:27

La presidenta de Brasil encara un fin de semana que podría hacer tambalear su Gobierno con una convocatoria de protestas de la oposición y el anuncio de su aliado el PMDB de evaluar si sigue acompañándola o no.

"Hago un llamamiento para que no haya violencia. Creo que todas las personas tienen derecho a salir a la calle. Ahora, nadie tiene derecho a crear violencia. Nadie. De ningún lado", afirmó el sábado la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, a la prensa local.

De acuerdo con los convocantes, más de un millón de personas, se movilizarán este domingo en 438 ciudades de Brasil para pedir la destitución de Rousseff, cuyo Gobierno se ha visto envuelto en la trama millonaria de escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y la severa recesión económica.

Hago un llamamiento para que no haya violencia. Creo que todas las personas tienen derecho a salir a la calle. Ahora, nadie tiene derecho a crear violencia. Nadie. De ningún lado", afirmó la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.

La protesta más importante se espera en Sao Paulo, capital financiera del país y principal bastión de la oposición. Más temprano, la jornada comenzará con las concentraciones en Brasilia y en Río de Janeiro.

"Yo viví en un momento en el que si te manifestabas, ibas preso. Si discrepabas, ibas preso. Ahora no. Vivimos un momento en el que las personas pueden manifestarse, pueden exteriorizar lo que piensan. Y eso es algo que tenemos que preservar", aseguró la mandataria, una exguerrillera de izquierda que fue torturada durante la dictadura militar en Brasil (1964-1985).

Otro asunto que mantiene en vilo el entorno político de la dignataria es la espera de la decisión del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la mayor fuerza política de Brasil, que decidirá en los próximos 30 días si abandona a la presidenta Rousseff.

El sábado en una convención partidaria, un número significativo de partidarios del PMDB pidieron alejarse de los Trabajadores (PT, izquierda), donde los representantes votaron que ningún miembro del partido puede aceptar un cargo en el gobierno federal durante el mes de deliberación.

"El PT y el gobierno terminaron. Dilma perdió el control del país, nadie cree en lo que dice, no está más en condiciones de unir a nadie ni de encontrar un rumbo para la economía", declaró a la AFP el diputado Omar Terra, uno de los líderes que impulsan la ruptura.

Además, el ambiente político se ha visto alterado por la segunda denuncia y petición de prisión preventiva para su mentor y correligionario en el Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva, por lavado de dinero y detenido unas horas el pasado viernes 4.

Desde entonces, además de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, varios mandatarios de la comunidad internacional —entre ellos, los presidentes de Bolivia, Venezuela y Ecuador, Evo Morales, Nicolás Maduro y Rafael Correa, respectivamente— han manifestado su solidaridad con Da Silva y han condenado la actuación policial.

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