"Este (premio de Estados Unidos) significa inestabilidad étnica y un intento por crear el caos (…) Es simplemente repugnante; alguien desea inestabilidad en Kirguistán, alguien quiere que estas cenizas ardan todo el tiempo", ha denunciado Atambayev en una rueda de prensa a las afueras de la capital, Biskek.
Este (premio de Estados Unidos) significa inestabilidad étnica y un intento por crear el caos (…) Es simplemente repugnante; alguien desea inestabilidad en Kirguistán, alguien quiere que estas cenizas ardan todo el tiempo", ha denunciado Atambayev.
El pasado jueves, Washington concedió el premio "Defensor de los Derechos Humanos" al activista y periodista kirguís, Azimyan Askarov, quien cumple en su país una sentencia de cadena perpetua por participar en los disturbios étnicos de junio de 2010, que dejaron cientos de muertos.
En reacción, el Gobierno de Kirguistán canceló un acuerdo de cooperación duradera con EE.UU., rubricado en 1993 para facilitar la prestación de ayuda humanitaria y la cooperación económica y tecnológica entre los dos países.
En este sentido, el mandatario kirguís, además, ha acusado a Washington de tener el prejuicio de que "nunca habrá justicia en Kirguistán" para las minorías étnicas, particularmente, la comunidad uzbeka a la cual pertenece el mencionado activista.

De igual manera, ha condenado que las autoridades estadounidenses con tales medidas provocativas, traten de instar sentimientos separatistas que anteriormente tuvieron como resultado enfrentamientos sangrientos.
"Aquellos que reciben subvenciones de ciertos países buscan el caos y la confusión en nuestro país, pero nosotros sólo queremos estabilidad", ha agregado.
Washington, por su parte, ha definido a Askarov como "una figura de unidad en la comunidad por los Derechos Humanos, que reúne a gente de todas las etnias y orígenes".
Los analistas políticos creen que dicha polémica actitud norteamericana, calificada por el Gobierno de Kirguistán como un acto injerencista, viene dada por el reciente acercamiento de Biskek a Rusia, país al que Washington y Occidente acusan de involucrarse en la crisis ucraniana.
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