Tienen que esperar largas filas en campos de refugiados en Bangladés para recibir lo poco que hay de ayuda humanitaria. Son musulmanes rohingyas que han huido de la represión de los militares en Myanmar (Birmania), país que no les reconoce como ciudadanos.
El número de refugiados se eleva en cuestión de días y la ayuda sigue siendo escasa en los campamentos. Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), tan solo en las últimas 3 semanas hasta 400 mil rohingyas han cruzado la frontera hacia Bangladés.
La violencia de los militares birmanos les persigue hasta en la frontera. Las minas antipersonas colocadas en esta zona ya se han cobrado varias vidas. En los últimos días se han reportado unas 12 explosiones.
La preocupación por la situación de los rohingyas llegó este jueves hasta la Eurocámara. La jefa de la Diplomacia europea, Federica Mogherini, tachó la situación como una de las crisis de refugiados más terribles que vive el mundo actualmente, y pidió el fin inmediato de la violencia.
Mogherini además advirtió de que en el estado de Rajine en Myanmar donde viven los rohingyas, existen unas 350 mil personas vulnerables, quienes tienen necesidad urgente de recibir ayuda humanitaria.
Myanmar, de mayoría budista, no reconoce como ciudadanos a la minoría musulmana rohingya al considerarlos descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladés.
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