• El presidente filipino, Rodrigo Duterte, pronuncia un discurso en un foro económico celebrado en Tokio, capital japonesa, 26 de octubre de 2016.
Publicada: miércoles, 2 de noviembre de 2016 16:30

El presidente filipino, Rodrigo Duterte, llama ‘tontos’ y ‘monos’ a los funcionarios estadounidenses responsables de la suspensión de venta de armas a su país.

“Miren a esos monos, queríamos comprar las 26.000 armas de fuego, pero ellos no quieren vender”, ha dicho este miércoles el presidente Duterte durante un discurso televisivo.

El Departamento de Estado estadounidense suspendió la venta de rifles de asalto a la Policía de Filipinas después de que se opusiera a la misma el senador demócrata Ben Cardin, de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta estadounidense.

Miren a esos monos, queríamos comprar las 26.000 armas de fuego, pero ellos no quieren vender”, señala el presidente filipino, Rodrigo Duterte.

Los asesores de Cardin explicaron el lunes a la agencia británica de noticias Reuters que la postura del senador norteamericano se debe a la preocupación existente por las violaciones de derechos humanos en Filipinas cometidas en la lucha antidroga que lanzó Duterte a su llegada al poder.

“Hijo de p***, tenemos aquí muchas armas de fabricación nacional. Estos tontos estadounidenses. (…) Por eso fui grosero con ellos, porque ellos lo fueron conmigo”, ha declarado Rodrigo Duterte en reacción a las afirmaciones de Cardin.

Durante su alocución, el líder filipino ha reconocido que en algún momento creyó en Estados Unidos como aliado de su país, pero ya ha perdido el respeto a Washington, tras sus críticas a su campaña antidroga, por lo que está dispuesto a recurrir en su lugar a Rusia o China.

Tanto Moscú como Pekín, ha informado Duterte, han mostrado su voluntad de vender cualquier tipo de armas que desee Manila, pero él estaba esperando a ver si el Ejército filipino quería seguir usando armas fabricadas en Estados Unidos. En este contexto, ha aconsejado a los militares filipinos que tomen en consideración el comportamiento “grosero” de las autoridades estadounidenses.

 

Actualmente, Filipinas y EE.UU. viven una guerra de palabras. Duterte denuncia la hipocresía de Washington y le recrimina las masacres perpetradas a principios del siglo XX en el sur de Filipinas, cuando el país era una colonia estadounidense. 

El caso más sonoro se produjo cuando, en septiembre, insultó a su homólogo estadounidense, Barack Obama, por sus críticas a la campaña antidrogas de Manila. Sus declaraciones provocaron la cancelación de una reunión bilateral entre ambos líderes en Laos, en el marco de la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).

zss/mla/tqi/mrk