• Muchos senadores y congresistas del Partido Republicano apoyan un acercamiento a hacia Cuba, ya que está respaldado por la mayoría de los estadounidenses, incluido votantes republicanos.
Publicada: martes, 11 de agosto de 2015 8:28

La normalización de relaciones con Cuba, con la inminente apertura de la embajada de EE.UU., prevista para esta semana en La Habana, ha puesto al Partido conservador entre cuerdas, respecto a su postura radical contra la isla caribeña.

Hace unos días, la principal rival para las aspiraciones republicanas a la Casa Blanca, Hillary Clinton, puso el dedo en la llaga en uno de los temas de la política exterior norteamericana, que podría marcar la campaña electoral de 2016, donde afirmó que “Muchos republicanos en el Capitolio están empezando a reconocer la urgencia de avanzar. Es hora de que sus líderes o bien se suban al tren o se hagan a un lado”, a la vez que sugirió que de una vez por todas el Congreso levantase el embargo existente sobre Cuba.

Sabemos que entre los estadounidenses conservadores es enormemente popular la propuesta de acabar con la prohibición de viajar a Cuba y con el embargo comercial, pero solo ahora están empezando a surgir”, declararon  los congresistas Emmer de Minnesota, Justin Amash de Michigan y Ralph Abraham de Luisiana.

Estas declaraciones han hecho mella en la filas del partido conservador, ya que muchos legisladores de esta formación política, están criticando la postura oficial de sus líderes, y apoyan un acercamiento que está respaldado por la mayoría de los estadounidenses, incluido votantes republicanos, según un reportaje publicado el lunes por El País.

Este hecho ha creado una paradoja en el seno del Partido Republicano, mientras sus líderes y sus principales precandidatos presidenciales -Marco Rubio, Jeb Bush o Ted Cruz- rechazan cualquier acercamiento con la isla, son los legisladores republicanos los que se han puesto al frente de las cada vez más numerosas iniciativas para acabar con el embargo o disminuir sus restricciones más fuertes.

Como ejemplo se puede citar al congresista republicano por Minnesota Tom Emmer, quien presentó junto con la demócrata Cathy Castor -de Florida, un proyecto de ley “Cuba Trade Act of 2015” que propone levantar el embargo sobre la isla, igual propuesta también se planteó desde el Senado por otro republicano Jerry Moran, de Kansas, en junio, y esto es debido a que los norteamericanos detestan que su Gobierno se inmiscuya en sus asuntos.

De igual modo, en julio un comité de la Cámara Alta, donde los republicanos son mayoría, aprobó una enmienda para levantar la restricción de viajes a la isla, con una propuesta de ley que presentó en enero otro senador llamado Jeff Flake, uno de los republicanos que más abiertamente respalda la normalización de relaciones con La Habana, como otro congresista de esta fila que presentó en julio otra legislación para abrir la isla a empresas de telecomunicaciones e Internet estadounidenses.

Las banderas de Cuba y EE.UU., juntas, en un coche en las calles de La Habana

 

Por ello desde la Cámara Baja, los congresistas Emmer de Minnesota, Justin Amash de Michigan o Ralph Abraham de Luisiana, han declarado que: “Sabemos que entre los estadounidenses conservadores es enormemente popular la propuesta de acabar con la prohibición de viajar a Cuba y con el embargo comercial, pero solo ahora están empezando a surgir”.

Todos estos senadores y congresistas, son conscientes de la importancia que tiene Cuba para EE.UU., ya que esta isla por su cercanía representa un mercado natural para los agricultores y ganaderos norteamericanos, y estas comunidades profesionales tienen tendencia ideológica conservadora con que su voto puede acabar para los republicanos en las próximas elecciones presidenciales de 2016.

El presidente del Congreso, el republicano John Boehner, quien reitera que no permitirá que se revise el embargo contra Cuba.

 

Por otra parte, la Cámara de Representantes es el principal impedimento en el proceso de finalizar con el embargo, debido a su fuerte liderazgo -que es quien puede hacer avanzar o fracasar iniciativas, como sucedió con la reforma migratoria- donde se niega rotundamente a aprobar cambios hacia Cuba. El presidente de la Cámara baja, el republicano John Boehner, ha reiterado que no permitirá que se revise el embargo “hasta que el pueblo cubano disfrute de libertades, ni un segundo antes”.

En 1999, el expresidente Clinton amplió el embargo comercial con la Ley Helms –Burton, prohibiendo a las filiales extranjeras de compañías estadounidenses comerciar con Cuba por valores superiores a 700 millones de dólares anuales; esta normativa se consideró la primera ley transnacional en el mundo.

Por su parte, el presidente Barack Obama, dio un giro inesperado en la política exterior norteamericana respecto a Cuba, cuando el pasado 17 de diciembre de 2014, anunció al igual que su homólogo isleño, Raul Castro que se normalizaría las relaciones diplomáticas entre ambas naciones, después de 54 años.

Por ello, Cuba reinició sus relaciones diplomáticas con la apertura de su embajada en Washington el pasado 19 de julio, pero insistiendo que se debe acabar con el embargo estadounidense, no obstante, la izada de la bandera norteamericana está prevista para este 14 de agosto en La Habana, capital cubana con la presencia del secretario de Estado, John Kerry.

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