Los ataques aéreos se llevaron a cabo bajo el pretexto de atacar las posiciones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en sus siglas turcas) y sin autorización por parte de las autoridades regionales o bien del Gobierno de Bagdad.
Hasta el momento no hay información sobre los daños causados por dichos ataques o las posibles víctimas que podrían haber dejado.
Por su parte el presidente iraquí, Fuad Masum, ha denunciado la injerencia turca y ha recordado que cualquier apoyo de países extranjeros a Irak solamente puede producirse con el aval de las autoridades iraquíes.

Al mismo tiempo ha señalado los ataques y la violencia perpetrada por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) y ha asegurado que Irak está siendo víctima de una ofensiva salvaje por parte de los takfiríes, y que elogiaría el apoyo militar de otros países si estos primero se coordinan con el Gobierno iraquí.
A su vez miles de ciudadanos iraquíes se congregaron el martes frente a la embajada de Turquía en Bagdad, la capital de Irak, para protestar contra el ilegal despliegue de las tropas kurdas en el territorio iraquí.
Los manifestantes exigieron la inmediata retirada de los uniformados turcos y explicaciones por parte de Turquía por adentrarse en el territorio iraquí sin autorización de Bagdad.
El pasado viernes Turquía desplegó a cientos de sus soldados en la localidad de Bashiqa (diez kilómetros al norte de Mosul), que está bajo el control de EIIL, so pretexto de entrenar a las fuerzas kurdas.
El Gobierno iraquí dio un ultimátum de 48 horas a Turquía para retirar a sus soldados, algo que Ankara no cumplió, provocando la celebración de una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), a petición de Rusia, para tratar el tema.
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