En un comunicado emitido la tarde del miércoles por la Oficina de Prensa de Ansarolá, se informa de que las fuerzas de defensa aérea de Yemen derribaron, con apoyo de sus combatientes, una aeronave no tripulada (dron) perteneciente a la llamada coalición militar liderada por Arabia Saudí, mientras el aparato en cuestión realizaba una misión de espionaje en el área de Al-Dayer, en la región de Jizan, suroeste del reino árabe.
Este derribo se produjo mientras los agresores saudíes y sus mercenarios continuaron la misma jornada con sus bombardeos contra varias provincias yemeníes, asaltos en los que causaron daños materiales, según reportó la cadena yemení de noticias Al Masirah.
El medio señaló que las fuerzas agresoras también lanzaron 14 proyectiles de artillería contra el barrio de Baet al-Faki, de la estratégica ciudad de Al-Hudayda, sita en la costa occidental del mar Rojo.
Otro objetivo de estos bombardeos fue la ciudad de Ad Durayhimi, que recibió seis impactos de proyectil, indicó Al Masirah, que al mismo tiempo añadió que los mercenarios saudíes también intervinieron lanzando, desde sus posiciones, tres misiles modelo Katyusha contra otro barrio de la aludida urbe yemení.
Desde marzo de 2015, Arabia Saudí y sus aliados cometen crímenes de guerra a diario en Yemen, recurriendo al empleo de todo tipo de armas, a fin de hacer fracasar a los combatientes de Ansarolá.
Los ataques saudíes, en muchas ocasiones perpetrados con aeronaves y bombas fabricadas en Estados Unidos, han dejado más de 100 000 yemeníes muertos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que, si la guerra no cesa, la cifra de víctimas mortales podría llegar a situarse en 500 000 para finales del año 2020.
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