“Había dicho usted señor (Donald) Trump que no se entrometería en los asuntos internos de los países, (entonces) saque sus manos de Nicaragua, Cuba y Venezuela, (porque) más nunca seremos patio trasero de nadie”, declaró el viernes la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, durante su intervención en la ceremonia del 40.º aniversario del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, celebrada en Managua (capital nicaragüense).
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En el acto, que contaba con la participación del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, la política venezolana rechazó las amenazas y las sanciones contra Managua, La Habana y Caracas.
“Llegamos a esta celebración comandante Ortega en medio de peligrosas amenazas contra las tres revoluciones, (…) y los bloqueos económicos criminales que pretenden azotar la conciencia de nuestros pueblos libres e independientes”, resaltó.
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Denunciando las medidas unilaterales y coercitivas de Washington contra los tres gobiernos revolucionarios, Rodríguez aconsejó a la Administración del presidente norteamericano, Donald Trump, que se mantenga “bien lejos” de Venezuela, Cuba y Nicaragua. “¡Váyase con su doctrina monroista bien lejos!”, subrayó.
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Había dicho usted señor (Donald) Trump que no se entrometería en los asuntos internos de los países, (entonces) saquen sus manos de Nicaragua, Cuba y Venezuela, (porque) más nunca seremos patio trasero de nadie”, declara la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez.
Durante su discurso, la vicepresidenta Rodríguez aseguró que los Gobiernos de Managua, de La Habana y de Caracas están trazando “un nuevo mundo de justicia, de respeto, de reconocimiento al derecho internacional público que permite la convivencia pacífica entre las naciones”.
La funcionaria enfatizó la importancia de la unión de los pueblos para enfrentar las agresiones externas y el peligro que se mantiene en el continente desde EE.UU. Asimismo, recordó que la soberanía no se negocia ni se entrega, por lo que, agregó, es fundamental luchar por ella.
Por su parte, Ortega criticó las sanciones ilegales contra los países revolucionarios, insistiendo en que ningún Estado tiene derecho a sancionar a otro, ya que, añadió, “las consecuencias de esas medidas afectan directamente a los pueblos, por lo que es importante mantener la lucha en toda Latinoamérica”.
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