A través de un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Venezuela rechazó el lunes las declaraciones de los secretarios de Defensa y de Estado de Estados Unidos, James Mattis y Mike Pompeo, respectivamente, sobre el presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Anteriormente, Mattis tachó al líder chavista de “déspota” y comentó que la situación de la nación caribeña solo mejorará con un cambio de Gobierno.
Caracas calificó de “claras agresiones a la soberanía del pueblo venezolano” las palabras de Mattis, y denunció “la política de presión y soborno hacia los Gobiernos vecinos demostrando un creciente intervencionismo regional promovido desde Washington para desestabilizar la democracia venezolana”.
Pompeo, por su parte, llamó a Maduro “déspota” y “dictador” y afirmó que tiene esperanzas de que “todos los países de la región se unan a Estados Unidos para restaurar la democracia en Venezuela”.
En el documento, la Cancillería venezolana aseguró con contundencia que el país “no se dejará amedrentar por el poderío y la arrogancia estadounidense”.
Asimismo, afirma que los voceros de la Administración estadounidense, presidida por Donald Trump, dan cuenta de una evidente frustración en sus persistentes, pero fracasados métodos de intervención en Venezuela.
El Gobierno venezolano, que intenta salvar el país de una crisis económica, ha denunciado en reiteradas ocasiones que es objeto de la “guerra económica” de EE.UU. que, mediante sanciones, busca derrocar al Ejecutivo de Maduro.
Caracas ha advertido de que la población civil, incluidos niños y adolescentes, es la principal víctima del bloqueo económico de EE.UU. A mediados de noviembre, Maduro solicitó la intervención del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para que los venezolanos tengan acceso a fármacos y equipos médicos, bloqueados por las sanciones estadounidenses.
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