La embajadora del Reino Unido, Deborah Bronnert, fue convocada este jueves al Ministerio de Exteriores de Rusia y se le expresó una enérgica protesta en relación con las declaraciones insultantes de las autoridades británicas sobre Rusia, su líder y los representantes oficiales del país, así como del pueblo ruso, ha informado la Cancillería rusa en un comunicado.
“La embajadora recibió una nota oficial que califica como totalmente inaceptables los enunciados groseros e insultantes de los representantes de los círculos gubernamentales del Reino Unido”, se lee en la nota, en la que también ha insistido en que “en una sociedad educada es costumbre disculparse por tales declaraciones”.
El Ministerio ruso de Exteriores además ha considerado “inadmisible” la práctica británica de “difundir información deliberadamente falsa a través de declaraciones de funcionarios del Reino Unido”, en particular sobre las presuntas amenazas expresadas por Rusia sobre el uso de armas nucleares.
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Moscú ha reaccionado, de esta manera, a unas declaraciones del primer ministro británico, Boris Johnson, quien dijo el miércoles, en una entrevista con los medios alemanes, que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, no hubiera empezado la operación militar en Ucrania si fuera mujer, considerando al mandatario ruso como un ejemplo de “masculinidad tóxica”.
En una entrevista con la emisora local LBC, el ministro británico de Defensa, Ben Wallace, llamó la misma jornada “lunática” a la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, acusándole además de amenazar “todas las semanas” con “bombardear a todos”.
Zajárova, a su vez, lamentó que Wallace se hubiera “dejado llevar por el machismo”, y le instó a retirar las afirmaciones sobre sus amenazas de ataque si no quería quedar ante el mundo como “un completo mentiroso”. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, también reprochó al funcionario británico su “bajo nivel de cultura tanto personal como política”, y denunció a Wallace de no estar capacitado para resolver problemas, sino para “solo crearlos”.
Dese el inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania, el 24 de febrero, Estados Unidos y sus aliados occidentales, tal como denuncia el Kremlin, han llevado a cabo una campaña rusófoba mediante la guerra mediática, en paralelo con una guerra económico-financiera, adoptando una serie de medidas restrictivas contra Moscú, con el fin de contener la misión rusa, medidas que según Rusia no tendrán efecto alguno en el desarrollo del operativo.
Las autoridades rusas han alertado que no dejarán sin respuesta los pasos ilegales del Occidente en su contra, instándole a dejar de echar más leña al fuego del conflicto en Ucrania.
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