“La repetición de libretos desgastados y acusaciones sin fundamento no ayudará en nada al Gobierno de Bahréin a resolver los problemas que tiene con sus ciudadanos”, ha advertido este domingo el portavoz de la Cancillería iraní, Bahram Qasemi.
El diplomático persa ha aconsejado a las autoridades bahreiníes a “echar las bases de un diálogo con su propio pueblo, en lugar de reforzar las medidas de seguridad y policiales”.
El Ministerio del Interior de Bahréin informó el sábado, mediante un comunicado, el arresto de 116 miembros de una “red armada”, acusados de tener vínculos con el Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica de Irán (CGRI) y de preparar atentados contra las fuerzas de seguridad y cargos públicos.
Las autoridades bahreiníes han acusado en reiteradas ocasiones a la República Islámica de injerir en sus asuntos internos y de tener vínculo con los “terroristas”. Sin embargo, Teherán ha negado categóricamente tales acusaciones, dejando claro que nunca ha interferido en los asuntos internos de Bahréin y de otros Estados vecinos.
La repetición de libretos desgastados y acusaciones sin fundamento no ayudará en nada al Gobierno de Bahréin a resolver los problemas que tiene con sus ciudadanos”, ha advertido el portavoz de la Cancillería iraní, Bahram Qasemi.
Bahréin es un país de mayoría chií, dirigido por una monarquía suní. El régimen de Al Jalifa ha reprimido manifestaciones y encarcelado a decenas de disidentes desde el estallido de la revolución en 2011.
Muchas organizaciones de derechos humanos, incluido Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW) han repudiado las violaciones flagrantes de los derechos humanos cometidas por el régimen bahreiní, incluidos penas de muerte, el retiro de ciudadanía, y juicios extrajudiciales contra los disidentes.
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