Madre de Dios es un departamento de la selva peruana cuyo territorio es tan grande como su biodiversidad. La crónica ausencia del estado ha permitido que el crimen y la informalidad se apoderen de sus recursos. La economía de las personas en Madre de Dios depende de la minería ilegal e informal del oro, una actividad propiciada por las propias autoridades.
La mayoría de aspirantes a la gobernación de uno de los centros de procedencia de oro ilegal más grandes de Sudamérica, presentan denuncias por estafa, lavado de activos y contaminación.
El alza del precio del oro en los mercados internacionales ha gatillado su búsqueda pero el costo para obtenerlo es muy alto: en los últimos cinco años, la mafia deforestó alrededor de 11 mil campos de fútbol y contaminó a miles de personas con mercurio.
Las estadísticas muestran que la economía de Madre de Dios es una de las más pujantes del país. Sin embargo, este desarrollo no se refleja en las condiciones de vida de los pobladores. A puertas de las elecciones regionales, los madrediosenses parecen condenados a elegir entre autoridades vinculadas a la tala y la minería de oro, el metal precioso que les permite sobrevivir y que, a la vez, los mata.
Rudy Jordán, Lima.
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