“Un ataque terrestre masivo en Rafah conduciría a un desastre humanitario épico y suspendería nuestros esfuerzos para apoyar a la gente mientras se avecina una hambruna”, ha dicho el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, durante una visita a Nairobi este viernes.
Asimismo, ha tachado de “al filo de la navaja” la situación en la ciudad donde casi más de la mitad de la población de Gaza ha buscado refugio de los ataques israelíes.
Sus comentarios se producen cuando el régimen israelí ha entrado en el sector oriental de Rafah y tomó el control del lado de Gaza del cruce fronterizo de Rafah con Egipto, que es el principal corredor para la transferencia de ayuda a la franja sitiada, a pesar de la oposición internacional generalizada.
Guterres ha dicho que “estamos comprometidos activamente con todos los involucrados para reanudar la entrada de suministros vitales, incluido el combustible que se necesita desesperadamente, a través de los cruces de Rafah y Kerem Shalom”.
El jefe de la ONU también reiteró sus llamados a un alto el fuego cuando los representantes de ambas partes abandonaron Egipto el jueves después de dos días de negociaciones destinadas a finalizar un acuerdo de tregua.
El Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), dice que el régimen israelí rechazó la propuesta de alto el fuego presentada por los mediadores egipcios y cataríes.
“En consecuencia, la pelota está ahora completamente en el tejado de la ocupación israelí”, ha afirmado HAMAS este viernes.
El ejército israelí anunció el martes que había tomado el control total del cruce de Rafah y estaba llevando a cabo operaciones de rastreo extensas en la zona, después de una noche de intensos bombardeos que apuntaron a los alrededores del cruce y áreas al este de la ciudad.
Las Naciones Unidas, organizaciones humanitarias, la Unión Europea y casi todos los países del mundo han rechazado una invasión israelí en Rafah, ciudad superpoblada que alberga a más de 1,5 millones de palestinos desplazados, y han advertido sobre las devastadoras consecuencias humanitarias de tal operativo militar.
El régimen lanzó la devastadora guerra en Gaza el 7 de octubre después de que HAMAS, lanzara la sorpresiva Operación Tormenta de Al-Aqsa contra la entidad ocupante en respuesta a la campaña de décadas de derramamiento de sangre y devastación de Israel contra los palestinos.
Desde el inicio de la ofensiva, los ataques israelíes han matado al menos a 34 904 palestinos y herido a otros 78 514, y se cree que unos 10 000 palestinos están enterrados bajo los escombros de los edificios arrasados por las bombas del régimen.
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